domingo, 10 de enero de 2010

23

Era solo una flor que buscaba agua, pero el desierto que me entregabas
fue matando mi esperanza
Ya mis pétalos jamás se refrescaran, ni con el roció del amor o
la brisa de tus aires.
Tu belleza era algo que dañaba mi fe y poco a poco comprendí que tenia que optar.
continuar o desechar.
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Mis ojos se posaron en un ave, que busca un árbol donde quedarse, suaves deben ser sus alas, sin dudar y alegre su vida, pues vuela en libertad. Que hermoso placer de contemplar la creación de díos. Son para mi los arboles, animales y mi propio ser algo que alegra mi alma y venero esa luz de todos los que con alma de niños ven al prójimo y que con suavidad desde el fondo del si mismos se regocijan en amor.

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